Atracción - Penetración – Fecundación

Atracción - Penetración – Fecundación
proyección sobre vidrio y fotografía, 2008

nag nag nag

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hugo

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un regalo para tronar ¡wow!

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fetiches críticos

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paisaje después del temblor

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versión en la 4a bienal de praga

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dedicada a los martires de praga

libre de todo daño

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cartel

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libre de todo daño

viernes, 14 de mayo de 2010

semblanza del artista por Kerstin Erdmann - con comentarios...

Fragmentos sobre Guillermo Santamarina: Artista ocasional, camaleón con varios alter egos y obsesión por la música

Kerstin:
No pude encontrar un DJ para tu fiesta, pero de perdis te traje un curador, frase que acompaña a uno de los artoons que presenta Pablo Helguera actualmente en las paredes del Museo de Arte Moderno en México D.F. a manera de burla sobre el mundo del arte contemporáneo; en el que vemos a un hombre abriendo la puerta a un amigo acompañado por el DJ/curador sustituto.

Obsesionado por la música desde muy joven, Guillermo Santamarina, curador/ artista/ DJ en ocasiones, cuenta con una colección estimada en cerca de 10 mil discos de acetato. Santamarina, el artista, en su trabajo ha desarrollado una concatenación de los iconos de la cultura musical con referentes personales, y ha llegado al grado de destruir parte de sus viniles, en actos paradójicos que cuestionan el sentimiento de apego por el objeto que se ha coleccionado con devoción.

Su producción artística es escasa y con exposiciones poco frecuentes, se le reconoce mucho más su trabajo como curador y promotor de arte, el cual ha ejercido desde finales de los años 80 en México en lugares como, el Ex Teresa Arte Actual, el Museo Experimental El Eco y el MUAC Museo Universitario Arte Contemporáneo. Tareas que le han otorgado un reconocimiento internacional.

Su producción artística ha sido olvidada por muchos y reconocida por otros, como por ejemplo por Cuauhtémoc Medina, quien ha escrito en dos ocasiones sobre las exposiciones individuales de Guillermo Santamarina. En El Ojo Breve del periódico Reforma Medina dice “cada que Santamarina retoma su discontinuo affaire con el arte, es inevitable caer en el cuestionamiento de si la deuda que le tenemos como curador, no ha ocurrido a costa de la promesa a medias cumplida de un verdadero artista”.

Comentario G. Santamarina:
Como diría Van Vliet: a carrot is as close as a rabbit gets to a diamond…
No dudo que existan personas cuyas profesiones o proyectos de vida son definidas por ellos mismos prematuramente, desde su niñez o su incipiente juventud. Hace poco confirmé que uno de mis compañeros de la primaria era lo que desde entonces afirmó que sería: piloto aviador. Es y siempre fue orientado y prudente. En la secundaria teníamos un par de acusones que, efectivamente, terminarían siendo uno policía y el otro diputado del Partido Acción Nacional. En el 65, cuando escuchaba Like a rolling stone en un divino radio amarillo, o exhibía la portada del Rubber soul en el recreo, y ya había visitado por lo menos en tres ocasiones el Museo de Arte Moderno (con apenas un año de ese abierto), considere que era indudable señalar a una maestra que aburrida custodiaba mi espera a volver a casa, que los dibujos que me ocupaban no representaban nada en específico, que eran pasatiempos abstractos…”¡abstractos! ¡qué sabes tú de eso, idiota!” contestó con desprecio infinito. Entonces creo que fue cuando decidí que tendría que ser muy cuidadoso con mis hallazgos y tratar de complacer lo más posible a la gente con lugares comunes, cuentos y canciones bobas…
Me parece que desde ese día soy curador, soy artista, y soy persona cortés dispuesta a tragar mierda para quizás más tarde compartir insolencias.

Kerstin:
La música y el silencio
En su breve producción artística, pero con trabajos sumamente interesantes, dominan las piezas relacionadas con la música. En su primera exposición individual en la Celda Contemporánea del Claustro de Sor Juana, México D.F. en 2006, -espacio que ya no existe-, arrojó alrededor de mil discos a la pared, algunos se quedaron incrustados, y otros, hechos trizas quedaron esparcidos en el piso. En este acto, abierto a múltiples interpretaciones, el artista hace una alegoría de la búsqueda del silencio a manera de un acto preformativo, en el que se convierte en un Rockstar que acaba en vano con su instrumento en el clímax auto-destructivo de un concierto.

Otra pieza que lleva implícita la creación destructiva es aquella en la que corta un piano por la mitad y divide las partes separándolas con un muro. Gesto poético en el que el instrumento queda incapacitado a ser tocado de manera convencional, anticipando así otra pieza en la que vuelve impotente a un charango, -instrumento folclórico-, al que amarra una serie de cinturones de plástico alrededor de todo el cuerpo en una suerte de castración. Los sonidos, las melodías, quedan literalmente silenciadas. Los objetos se convierten así en una extraña otredad que ejemplifican el mundo imaginario de Santamarina.
En otra pieza, varios viniles quedan inmovilizados con cinta canela colgando de la pared, en estos es posible distinguir una serie de palabras crípticas que forman parte de los temas musicales, y cuyo significado alude directamente al acto y a la condición de los objetos, en ellos se alcanza a leer: Ojos necios, La operación del riñon, a mi manera y Derrota.

Comentario G. Santamarina:
La transacción de la libertad es un valor eterno en la perenne expansión del inconsciente colectivo. Pero este, el i.c., ha recaído en categoría suprahumana, por debajo de otros factores para la resistencia vital, como el ser agresivo, como abrazar la violencia para los otros y para uno mismo, o el deleite bestial, como lo manifiesta el grueso, y por cierto, lo mejor de la cultura rock, que en paz descanse…Por ahí-nihilismo deambula el emblema vulnerable de mi bandera rota y de mi fe, cuyo más conveniente templo es un plato de vinilo surcado.
Estrellar discos en un muro es ponderar la inmortalidad de arquetipos bienaventurados. Unir fragmentos de esos es devolver moción de prudencia de individuación: la asunción transpoética.

Kerstin:
La nostalgia y la memoria
Como curador el artista Santamarina tiene la ventaja de poder conocer constantemente obras en el ámbito nacional e internacional. Aunque en su producción artística sobresalen más referentes de su pasado personal en vez de los códigos actuales de la escena musical o del arte contemporáneo: grupos de música que le influyeron en cierto momento se encuentran en sus piezas como por ejemplo Marc Bolan, Syd Barrett, Jobriath, Alexander Spence, Jeff Buckley, Tristan Tzara, o Helio Oiticica. En una exposición colectiva llamada Distor, en el Museo de Arte Carrillo Gil, cuya temática fue el Rock´n Roll, Santamarina, dedicó 381 varitas de incienso conmemorando así a la misma cantidad de músicos muertos en 3 décadas. Las varas encendidas trazarían la anatomía mezclada de Syd Barrett/Helio Oiticica.

Otros referentes que podemos conectar con su obra, son dos pintores modernos, Josef Albers y Piet Mondrian. En una pieza llamada Padre, Santamarina utiliza los mismos colores que Mondrian para retratar un disco con los surcos que recorre la canción. El color combinado con la música juega un rol importante en esta, y en la pieza Homenaje al cuadrado y a Albers y Sarita Montiel al mismo tiempo. Albers era obsesivo con un cuadro específico al que dedicó una serie de mil representaciones de distintos colores organizadas de forma concéntrica. Santamarina obsesionado con la música yuxtapone a estos cuadros de Albers la portada de un disco de acetato de Sarita Montiel y los deja correr en un loop eterno. Montiel penetra los cuadros de Albers volviéndose uno con el cuadro, no es por nada que la obra se intitula Atracción - Penetración – Fecundación.

Comentario G. Santamarina
La cultura de la insolencia es solvente elemento procreador. También lo es el ruido que va construyendo el reiterado roce de la aguja por el surco. O el espectro metafísico, multícolorido sobre senos semirevelados a la mirada curiosa. Es con sonido cíclico que en el Oriente medio, en las cimas incas, en el desierto huichol, o en los Hugo Largo (finalmente vástagos de Velvet Underground) se cubren requerimientos tributarios. La cultura del pragmatismo y la circunspección poco tolera, obvio, reiteración, regodeos, dudas…Cada día hay menos certezas en la noche transfigurada que nos va cachondeando.

Kerstin:
Tanto a Mondrian como a Albers, Montiel y a los viejos rock stars, Santamarina inyecta e insufla una nueva vida, resucitándolos en la actualidad. La canción Quizás, Quizás, Quizás interpretada por Sarita Montiel, una atractiva y famosa estrella del cine de oro en México, gradualmente olvidada, es recuperada como otros por Santamarina.
El eco de esa voz resuena como promesa incierta del trabajo de Santamarina como artista… Quizás, Quizás, Quizás …y es justamente ese misterio alrededor de una sucinta producción artística el que nos deja esperanzados a nuevas piezas con la misma fineza y poesía como las que conocemos hasta ahora.

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