Atracción - Penetración – Fecundación

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proyección sobre vidrio y fotografía, 2008

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un regalo para tronar ¡wow!

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fetiches críticos

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paisaje después del temblor

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versión en la 4a bienal de praga

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dedicada a los martires de praga

libre de todo daño

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cartel

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libre de todo daño

viernes, 14 de mayo de 2010

paisaje después del temblor, en la galería luis adelantado, méxico.

PAISAJE DESPUES DEL TEMBLOR:

1. Georgina Bringas,
2. Andrea Ferreyra,
3. Ferrus,
4. Alejandro Fournier,
5. Katya Gardea,
6. Iván González de León,
7. Arturo Hernández,
8. Manuel Mathar,
9. Enrique Minjares,
10. David Miranda,
11. Goethe Pontón,
12. Arturo Rodríguez Doring, y
13. Fabiola Torres Alzaga.

Exposición curada por Teodoro D. Lagunes.

Paisaje después del temblor.

Para muchos artistas mexicanos, aquellos que vivieron una de las más grandes catástrofes naturales que ha estremecido la capital del país con un fenómeno sismológico de 8,1 grados en la escala de Richter, cuya duración aproximada fue de poco más de dos minutos, el 19 de septiembre de 1985, la historia está dividida en dos capítulos. El primero de estos dos muestra una realidad envuelta en esperanzas, ilusiones de progreso efectivo para todos los miembros de una sociedad que crece sin freno, y su inmediato descalabro, el irremediable decaimiento de ese breve apogeo de modernización urbana, de esas esperanzas e ilusiones nacionales que se frustran en cuanto son advertidas las cada vez más grandes minas de inoperancia, corrupción, mentira y cinismo que sus gobiernos han incubado. Al borde de una profunda crisis económica y moral, como para atar definitivamente la desgracia total, tiembla y el paisaje se transformó radicalmente.

El segundo capítulo de esta historia supone la reconstrucción del país, nuevas ilusiones que se atizan con tratados desequilibrados de comercio, o con la promesa de una democracia supuestamente por fin conquistada. La –breve- elevación de aquellas esperanzas de cambio y progreso real, a pesar del cinismo, de la honda e inconmovible corrupción, y de nuevos juegos de poder autocrático sujetos a debacles financieras, inseguridad total, altos niveles de violencia, y más mentiras, miró un horizonte promisorio que efectivamente, no llega, y lo contrario, sólo espera la nueva catástrofe que corone tanto mal.

Para una nueva generación de artistas mexicanos, aquellos que no vivieron concientemente el 85 porque eran niños (más de la mitad de los participantes en esta exposición) la referencia de un cataclismo terminante, tanto para un panorama ya de sí menguado como para ordenes en situación hipercrítica, no está necesariamente en el pasado mexicano, sino en las trágicas experiencias de Tangshan, China (2008), Puerto Príncipe, Haití (2010) o Concepción, Chile (2010). Terremotos que exhibieron la vulnerabilidad de la ciudad moderna , de la fragilidad de ordenes oficiales previamente fracturados, de la inestabilidad de nuestra golpeada tierra, y en fin, de las dimensiones de la evolución del paisaje transurbaníaco.

(Transurbania va con transito, pero más con transacción con lo habitual. Es una espesa nube que viene y va con preponderancia eléctrica sobre capacidad muscular. Es colateral del modelo expresionista y no aborrece a la abstracción emblemática. Proyecta su influyente paso zampándose arquetipos del diseño y la propaganda modernos. También parcialmente efectivo o complicadamente funcional, pero escasamente no perceptible. Cuando ostensible, es objeto de atención casi siempre breve, pero no por su calidad y nota insólitas, sino porque la mayoría de las percepciones acuerdan solo fugazmente en las sendas de la diaria transurbancia. O acaso, poco más, por tarea comprometida con otros lucros. Como sea, crítico, político, sublevado, fluye ponderando el atlas del inconsciente colectivo que Jung advirtió hace más de 80 años, pero que como a toda cosa expuesta en este mundo, el cambio climático y la usura, transmutó. Hoy en efecto, circulamos con denuedo por sabidas ciudades y órdenes que uso y costumbre acomodó. Pero es innegable que el derrame urbano-maníaco integra por toneladas a –magnas, sentimentalísimas, discretas, suavemente seductoras, evasionistas y también rabiosamente activistas- repuntas de conciencia impugnación…o de composta situacionista.)

Las imágenes de aquellas ciudades después de las catástrofes generan conmociones en el censor estético; incluso fascinan a pesar del horror. Estas también provocan otros temblores, mentales, y la construcción fantástica de escenas en donde el protagonista es uno mismo. En esos paisajes de debacle y tragedia nacen motivos de creación, pretextos de salvación personal, insólitas estructuras plásticas, e incógnitas feraces. A veces también surgen nuevas ilusiones y esperanzas para ordenes vapuleados, o las impactantes paradojas que el arte suele trazar durante y después las crisis.

Este es el marco de la exposición que llevamos a la Galería Luis Adelantado. En este conjunto tenemos ejemplos que enfocan en el tranco inaplazable y en el despliegue psíquico. Otras visitan la alegoría de un hogar trasgredido o de una arquitectura quebrada que difícilmente se recuperará del terror. Las bisagras atoradas que impiden el curso a la protección también son aquí dispuestas. También hay inventarios de lo que se perdió y que en otro paraje existencial representa el inicio de un nuevo ciclo, o la herencia de nuevos fetiches. Y los simulacros ingenuos, el humor negro como evasiva al pánico, o la total disolución de entidad tras la fragmentación de las estructuras políticas, la movilidad social, o los desordenes urbanos.

Con ésta exposición proponemos una modesta enciclopedia de este momento. Suma de subjetividades que se desbordan de la experiencia individual, que exceden la dimensión representativa del arte para abrazar un carácter colectivo, y crítico, delante de las contradicciones y miedos que estas generaciones de seres humanos vivimos, a pesar de las vastas promesas que la tecnología manifiesta. Y desde luego cuestionando los cascarones mesiánicos que presumen salvaguardar un porvenir.

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